EN BUSCA DE

Hay momentos en los que encuentras cosas sin buscarlas, y otros en los que por más que busques, encuentras nada. Peor es cuando crees que has encontrado ese algo, y con el tiempo ves que te has equivocado, que es una distorsión de lo que habías imaginado. Ahí aparece el eterno conflicto con la realidad, que no tienes más remedio que aceptar, aunque duela, aunque pese. Ahí tienes que elegir entre la adaptación y la resignación, aunque es inevitable sospechar su intrínseca conexión. 

No es fácil la elección entre renunciar a una misma para intentar cambiar ligeramente esa realidad o ser fiel y protegerse de un exterior del que nunca puedes abstraerte del todo. Que golpea. Que recuerda, como pálpitos, que está, que es, que no se va.

Formas parte de un mundo en el que no quieres estar, donde no has elegido llegar. Aún así, aprecias la vida, como una pulsión interna que te empuja a continuar, a pesar de. 

Hacia el norte, dicen, no hay pérdida. Y el caminar en una dirección te hace olvidar las demás. ¿Por qué un solo punto cardinal? ¿Por qué el que te indicaron sin tú pararte a pensar antes de andar? Inercia o sugerencia en modo imperativo. La compañía te la descubren como un requisito. Por si necesitas parar, por si el grito se atraganta y afloran las ganas de llorar. Tener otra mano como sostén si te fallan los pies. 

Las exigencias son los puntos más candentes del acuerdo. Nunca sabes cuál es la medida inexcusable e inviertes casi todo el camino en averiguar la combinación más estable. 

Parece que el resto de peregrinos conoce la receta secreta, ¿será solo apariencia? 

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